viernes, 9 de noviembre de 2007

Estatua ríe en Amador


ATRACCIÓN. NIÑOS Y ADULTOS DISFRUTAN DE LA PANTOMIMA.

Un mimo uruguayo provoca sustos y sonrisas entre el público que camina por la Calzada. Su sueño es tener un teatro y abrir una escuela de pantomima en la ciudad de Panamá.


Cynthia Sánchez



Curiosidad y a veces susto es lo que experimentan adultos y niños al observar a un hombre sobre un podio, quien parece un maniquí, en uno de los restaurantes de la Calzada de Amador.


Se trata de la estatua viviente, simulada por el mimo uruguayo, Martín Raggo, de 45 años, quien luce vestidos llamativos de colores: plateado, dorado y negro.


El mimo tiene su lugar en la entrada de The Wines Bar Amador. Cuando las personas lo miran él se queda quieto, pero una vez que se animan a acercarse para verlo mejor entonce la estatua se mueve e intenta agarrar al espectador quien se lleva un susto. Muchos huyen asustados, pero algunos luego regresan para saludarlo y hasta fotografiarse con él.


Hombre plateado


El hombre de barro, plateado o dorado, como le dicen en el área quienes lo frecuentan, hace muecas, guiña el ojo y le besa las manos a las mujeres.


A los esposos y novios que acompañan a sus jóvenes parejas él les hace una pícara seña para que se alejen, lo cual causa sonrisas entre los presentes.


Este artista que está de viernes a domingo en el restaurante, comenta que su carrera como mimo empezó en los carnavales de Uruguay, el cual dura dos meses (febrero y marzo). "El Carnaval es como un gran teatro al aire libre", comenta.


En el podio donde se mantiene por las noches Raggo, hay una caja donde recibe propinas.


"La gente deja su dinero de corazón. Así sean 10 centavos o 100 dólares, para mí lo que vale es la interpretación de que a esa persona la pasó bien", dice el actor.


Cuenta que esta interpretación la ha hecho en más de 11 lugares, entre ellos Miami. Se siente contento de hacer reir al público con su talento.


Además de la pantomima, Raggo se dedica a la actuación. Vive en Panamá desde hace cuatro años. Ha participado en obras de teatro como Monte Carlo y Coge el Swing. Le gusta cantar. Su sueño es concretar en Panamá un teatro y una escuela de mimos.

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